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QUÉ VA A PASAR EN LA ESCUELA CON LA NUEVA LEY INTEGRAL CONTRA VIOLENCIA DE GÉNERO

articulado de la ley referido a educación (en word)


Hay que decir, ante todo, que esta Ley da un paso muy importante en lucha contra la violencia de género, por vez primera se plantea este gravísimo problema social desde un enfoque integral, contemplando la actuación en diversos ámbitos. Como han recalcado tantas personas expertas en el tema, la violencia hacia las mujeres es un problema cultural, es decir, que es también un problema educativo, lo que nos lleva inevitablemente a analizar que papel va a jugar la nueva ley en la formación de niños y niñas. Es verdad que su educación no sólo se dará en la escuela, pero también en la escuela, donde es necesario intervenir de manera contundente y sin ambigüedades.

La Ley Integral Contra la Violencia de Género es precisa en cuanto se trata de medidas de protección a las víctimas y en las consecuencias que para los hijos e hijas de éstas se derivan, pero en el capítulo dedicado al ámbito educativo entra en una tibieza, con un lenguaje correcto y lleno de buenas intenciones eso sí, que finalmente deja sin atar cuestiones fundamentales sobre currículo, formación y medidas de acción positiva.

Hay que esperar a saber si esta Ley y la nueva Ley de Educación se cruzarán y la segunda concrete algunas cuestiones que se perfilan en la primera, pero que han quedado tan abiertas que se pueden esfumar. Me refiero principalmente al cambio curricular, a ofrecer una nueva mirada de los saberes, de la ciencia y la cultura que incluya a las mujeres y contribuya a valorar y a dignificar su papel en la sociedad. Es urgente que se produzcan cambios curriculares que vayan desde la inclusión de nuevos contenidos en las "viejas" áreas y en las nuevas áreas o asignaturas a lo largo de toda vida escolar, a una selección de contenidos de acuerdo a una visión no androcéntrica y que no pondere los acontecimientos violentos e individualistas (la historia de los reyes vencedores y de sus guerras, no es la historia de la humanidad), pero también en la manera de impartir esos contenidos más acordes con los principios de cooperación y resolución pacífica de los conflictos que se expresan en la Ley, en la distribución de espacios y tiempos que favorezcan esta dinámica, y en el análisis, investigación y detección de esos obstáculos -como también menciona la Ley- en el currículo oculto, verdadero vivero de situaciones de discriminación y violencia en la escuela (dentro y fuera del aula, por parte de profesorado y alumnado).

La Ley hace hincapié en una relación que desde hace tiempo el feminismo viene llamando la atención, entre el modelo con que el sistema patriarcal resuelve los conflictos y la violencia de género, por ello incluye entre sus principios para el sistema educativo la resolución pacífica de los conflictos; la educación para la paz. Pero como ya hemos dicho antes, el meollo de la cuestión no estará en los principios, bien reflejados, sino en la medidas que se lleven a cabo para plasmarlos en la nueva Ley de Educación y en la práctica educativa, que no se mencionan.

De momento, y no directamente relacionado con la Ley Integral tenemos un pequeño-gran problema en la escuela, el atrincheramiento de las grandes religiones monoteístas patriarcales. Su dogmas y materiales "educativos" entran en contradicción con el principio de igualdad entre hombres y mujeres, cualquier dogma religioso ha mantenido a las mujeres en una situación de inferioridad humana y vejación. Por tanto sólo una escuela laica garantizaría que no se vulnerasen los derechos de las mujeres, y la apuesta por la laicidad en la escuela va de la mano de la lucha por erradicar la violencia de género. Lamentablemente el gobierno ha obviado la profunda relación que hay entre el papel que asigna la religión a la mujer y las situaciones de violencia que sufren sin rechistar.

De destacar es el papel que le atribuye a la administración para velar por la eliminación de estereotipos sexistas en los materiales educativos, algo sobre lo que ya numerosos estudios feministas han señalado su importancia. Nada que añadir, salvo esperar que sea una comisión de personas expertas y sensibilizadas con el tema quien asuma esa tarea dentro de la administración; además ésta es una medida importantísima que justo con otras secciones de la Ley, como puede ser la de publicidad cumplirá un papel rompedor con la imagen cosificada y secundaria de la mujer.

Otro punto clave para el ámbito educativo es la formación inicial y permanente del profesorado. En este tema sí que hay mucho que concretar, lo que no le resta importancia al avance que supone incluir este apartado en la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres (y no de las mujeres con los hombres, esto conviene aclararlo). La formación del profesorado ha de ser llevarse a cabo por personas cualificadas y con la suficiente seriedad en los planteamientos, dando el lugar que corresponde al feminismo en la construcción de una teoría, de contenidos, estrategias y técnicas coeducativos y en el empuje de los cambios sociales que llevan a la erradicación la violencia hacia las mujeres y la resolución pacífica de los conflictos, es decir, una formación realizada por personas debidamente sensibilizadas y especializadas en temáticas de género y en prácticas coeducativas, una formación que implique ir a la raíz de la discriminación y violencia contra las mujeres. En este sentido es importante incluir una formación en educación emocional-afectivo-sexual, alejada del ideal romántico creado por el patriarcado que tanto daño a hecho a las mujeres.

El problema antes que nos enfrentamos es de tanto calado que me pregunto (como también lo hacen algunas educadoras y feministas) por qué no ha de ser una formación obligatoria ¿Es acaso más importante por ejemplo que el que todo el profesorado de comunidad valenciana aprendiera el valenciano? ¿Qué condiciones deberá cumplir la persona que se haga cargo de impulsar medidas coeducativas en los Consejos Escolares? ¿Deberá formarse? ¿Cuál será su responsabilidad y su campo de acción? ¿Su figura es sólo orientativa y consultiva? ¿Será una persona externa al centro? En ese caso ¿hasta dónde podrá llegar su incidencia en él?

Estas son preguntas que deja la Ley sin contestar y su respuesta es lo que finalmente determinará la voluntad por hacer de una ley eficaz contra la violencia de género y de la escuela un entorno coeducativo.

 

w w w .loce. c o n c e j o e d u c a t i v o . o r g     <>  actualización > 02/08/2005 <> [subir]